*El complejo arte de mojar bien la vainilla (100% libre del chiste fácil de doble sentido)

Mojar la vainilla requiere de talento, precisión, puntería, equilibrio y hasta de ritmo en el tiempo.
Acerca de la taza:
Cuanto más ancho el posillo, más fácil se nos hará la taréa.

Paso 1 (como tomar apropiadamente la vainilla)
Tomar la vainilla desde cualquiera de sus extremos, mientras se nos permita poseerla con firmeza, ya que sujetarla desde muy a la esquina podría causar que la vainilla se nos caiga al interior del vacío ocasionando un desastre. La mejor forma de sujetarla es con el pulgar a un centímetro de uno de los extremos y el dedo mayor enfrentado, mientras el índice reposa suavemente en uno de los laterales de la galleta.

Paso 2 (la habilidad en mojar la vainilla)
Una vez que usted sujetó apropiadamente la vainilla, deberá sumergir el extremo libre de sus dedos, calculando de darle la humedad adecuada, para evitar que el segmento mojado se desplome en el interior de la taza, en ese caso una cuchara de emergencia socorrerá a la masa deshecha, tampoco es conveniente mojar la vainilla en forma veloz, pues solo el liquido penetrará la corteza y dentro de ella, sabrá seca y sin sentido.

Paso 3 (el equilibrio)
Utilice todas las articulaciones del brazo (muñeca, codo y hombro), con suaves movimientos lineales, nada de andar sacudiendo a la presa. Evite colisionar contra las paredes internas de la taza.

Paso 4 (los desechos mundanos)
Cuando usted finaliza sus vainillas, notara que en el final de la taza se hallan los residuos de la operación realizada, la parte más asquerosa de la merienda, usualmente usted le entrará a la taza, primero beberá del líquido, luego con la taza en su boca inclinará mas y mas la cabeza, hasta invertir la posición adecuada de las tazas, y allí boca abajo, verá como la mugre, producto de las vainillas, es arrastrada mansamente en consecuencia a la ley de gravedad, y su boca estará allí, para recibirla. Luego en esa posición, se auxiliará con la cuchara y un suspiro de satisfacción mientras revierte la taza a la mesa con un golpe seco, a su posición natural.