Sueños Reveladores
Juan Petruli se despertó luego de un sueño en el que el científico Roberto Armen exponía eficazmente la explicación de la teoría de la existencia de Dios. Petruli se desveló a las cuatro, Imagínense la importancia de dicho descubrimiento, la teoría comprobaba que en realidad Dios era simplemente una milanesa de soja y ella habia creado el universo. Petruli no podía creer la revelación que destapó dicho sueño. A continuación detallaremos, en primera persona, el proceso cerebral experimentado por el cientifico Petruli, reflexionando acerca de lo soñado:
Increíble! No puedo creer lo de Roberto Armen, solo el podía calcular eso, es una lástima que no se me halla dado cuenta yo!. Un momento, Armen descubrío la teoría, pero en mi sueño!!, osea que fue mi cabeza! y no la de Armen, soy yo el acreedor de todo mérito. ¿O fue Armen? Si él no existiese, yo jamás hubiera soñado con él y nadie me revelaría la teoría.
Con culpa, por el sentido de usurpación, nuestro amigo Petruli quería capturar la revelación. Tomó velozmente de su mesa de luz a un lápiz naranja (lo más a mano que tenía) y un Boleto capicúa increíblemente con suficiente espacio para plasmarle toda la información.
Inmediatamente nuestro científico con el descubrimiento más importante de la humanidad recorrió el mundo, galardonado en 48 países, los encargados del premio Nóbel iniciaban los trámites correspondientes. Pero para sorpresa de todos, cuando Juan estaba a punto de lograr el registro de la propiedad intelectual, el empleado del establecimiento tropezó que en un rincón de los archivos, se hallaba tímidamente la patente de dicho descubrimiento. El mundo se paralizó, la novedad había sido registrada hacia unos 15 años. Petruli se quedo boquiabierto por 8 minutos y medio cuando el empleado le dijo que el poseedor de la patente era su colega Roberto Armen. Sin conseguir pronunciar palabra Juan Petruli se retiro del lugar. Al otro día visitó a Armen, ambos se confesaron una eterna admiración y J Petruli preguntó: ¿Por qué nunca permitiste darle trascendencia a tamaño hallazgo? Y R Armen respondió: por ética, por culpa. La noche anterior al descubrimiento, me desperté a mitad de un sueño… en el momento en que tenía un pequeño papelito en mis manos develándome el mundo, un ruido proveniente de la calle me despertó, sabía la importancia de esas notas. Así que me esforcé, con excito, por dormirme y continuar soñando. Por suerte, esta vez si pude leer un boleto de colectivo que un hombre que acababa de soñar conmigo había escrito y ahí estaban las famosas palabras: “Dios…” y ahí se interrumpió como si se acordara de algo ahhh!!!¿Sabe qué? Ahora que lo veo, el hombre tenía un parecido a usted, pero sin barba y con mucho mas pelo.
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