El ala averiada
Divagué que éramos aves, ambos estábamos húmedos y heridos yo caí desde muy alto y vos indicaste: ese gorrión me destruyó, nos miramos tímidamente y con pudor alguien expresó: vos tenés un ala, yo la otra… titubeaste, pero igual nos abrazamos y echamos a volar, al principio en un zigzagueo discontinuo, con el tiempo fuimos perfeccionándolo, juntos recorrimos el mundo, desafiamos las alturas y por más que en algún momento nuestras alas sanaron, nunca nos soltamos.
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